viernes, 14 de marzo de 2014

EL DISCURSO



Ante todo quiero decir que comparto enteramente los conceptos expresados por Milagros Socorro en su artículo de El Nacional “La hora del sentimiento”.

También acompaño en forma y contenido el discurso del Candidato Unitario Capriles Radonsky a quien el gobierno se esmera en llamar Radonsky a secas, como forma solapada de invocar al chauvinismo y al antisemitismo.

Ahora bien, creo que es importante intentar poner un poco de orden en las incoherencias y malas intenciones del discurso repetido hasta el hartazgo por los herederos políticos del Presidente Comandante.

Como dice la conseja popular “quien calla otorga”, y no es hora ni de lo uno ni de lo otro.

Desde que el Presidente Chávez enfermó no he visto, ni oído, ni leído ni en la televisión, ni en la radio, ni en la prensa venezolana ninguna expresión irrespetuosa hacia su estado de salud ni hacia su familia. Después de su muerte esa actitud de respeto aumentó hasta el punto de que los locutores y periodistas de la televisora considerada de oposición vestían luto, el cintillo negro cruzaba una esquina de todas las pantallas y periódicos y se suprimió la música introductora de los programas de opinión e informativos. Las exequias prolongadas llevadas a cabo en medio del boato militar y el fervor popular fueron cubiertas permanentemente más allá del tiempo obligado de las infinitas cadenas oficiales.

Si alguna actitud desconsiderada o grosera en contra del Comandante corrió a través de las redes sociales no fue fruto de la oposición organizada sino de las mentalidades febriles de algunos twiteros e interneteros que a eso se dedican de lado y lado del espectro político.

Es indudable que el ocultismo con que el gobierno manejó la información en torno a la enfermedad del Líder, se prestó a cualquier tipo de especulaciones. Jamás las declaraciones oficiales, siempre contradictorias, fueron dadas por médicos y el drama presidencial se manejó política y herméticamente como es costumbre en las autocracias y las dictaduras.

Aún después de ver las discutidas fotos del Presidente con sus hijas, un empleado mío, albañil y chavista, me comentó: -¡Ese hombre como que ya está muerto!- Así de poco claras fueron las cosas.

Pero ahora resulta que viene Capriles y en su transparente discurso de aceptación de la Candidatura Unitaria comenta entre otras cosas: -¡Quien sabe cuándo murió Chávez!-

Y entonces arde Troya y el grupito sustituto y hasta la familia del occiso grita a voz en cuello que es un irrespeto al Comandante y su gente, que la oposición es UNA BASURA, que ES LA MISMA DERECHA APÁTRIDA Y FASCISTA de siempre que no respetan nada y que el asunto es nada menos que ¡¡UNA DECLARACIÓN DE GUERRA!!

¿No les parece una desmesura? ¿Qué sería lo deseable? ¿Enterrar a la mitad del país considerada apátrida junto al occiso en una suerte de ritual faraónico para que callase por siempre y solo se escuchase hasta la eternidad el empalagoso discurso patriotero, militarista, leninista- devocional y camaleónico del Entronizado y su combo?

Entendemos que la desaparición física del Guía Supremo de un régimen autocrático no es un hecho menor. Comprendemos la preocupación, pero tratemos de convivir en paz.

Nosotros estamos claros, saldremos a votar masivamente el 14 de abril pese a los abusos de poder acostumbrados.





German_cabrera_t@yahoo.es 14 de marzo de 2013

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