viernes, 14 de marzo de 2014

MAJADERÍA Y ESTUPIDEZ




Ahora resulta que además de calarse la nauseabunda mediocridad cotidiana de este país que se hunde con todos nosotros adentro (aunque con edulcorados ditirambos los periodistas gobierneros se empecinen en ocultarlo), además de tragar grueso cada vez que perdemos alguna elección ante el abuso de poder más obsceno de la historia moderna de esta nación, uno tiene que aguantar las majaderías y las estupideces que surgen de algunos sectores (por suerte minoritarios) de la oposición democrática. Son tan reiteradas que a veces parece que vivimos en un REPLAY permanente, que regresamos la cinta una y otra vez para escuchar las mismas cosas repetidas hasta el hartazgo.

La verdad es que hay gente que se niega a aprender de la historia, gente que hace un culto a la desmemoria.

Porque resulta que a lo largo de una prolongada lucha, la oposición democrática (sin experiencia previa para enfrentar un régimen autoritario y militarista que maneja hábilmente las ambigüedades y la mentira) ha cometido muchos errores, pero ha ido aprendiendo sobre la marcha cual es la metodología correcta para derrotarlo.

En un momento dado, superando las metidas de pata cometidas y como resultado del clamor popular, todos estuvimos de acuerdo en que la salida electoral, pese a las dificultades, era la más correcta y que el elemento principal para impulsar una victoria era LA UNIDAD de la oposición. ¿Recuerdan, verdad?

Bueno, llegados a este punto TOOOOODO el mundo exigía que los políticos se unieran, muchos pensaban que sería imposible, el gobierno se burlaba de esa eventualidad, pero hete aquí que sucedió…

Llegó y se formó la MUD, no por obra del Espíritu Santo sino por el tesón de gente inteligente que logró el cuasi milagro de poner bajo un mismo techo y dentro de acuerdos establecidos a grupos políticos que, si bien muy disímiles, concuerdan en el objetivo de reconstruir un país democrático. Entonces se hicieron las primarias, lindas, limpias, alegres y ganó Capriles. Y los demás candidatos en lugar de agarrarse de las greñas, como hubiese querido el gobierno, lo apoyaron. ¿Se acuerdan?

Ajá, entonces salió nuestro candidato a la calle y se zumbó tremenda campaña, con arrojo, con ganas. ¿Qué en esa campaña hubo sectarismos? Sí los hubo, pero es que la política y sobre todo la gente no es fácil, nada fácil. Pero bueno, hizo tronco de campaña, y todo el mundo estaba contento. Algunos se pusieron tan frenéticos que dieron por sentado que ya el asunto estaba ganado. Pero perdimos, ya se sabe en qué condiciones pero perdimos. Un carajazo más, pues.

Y entonces regresa la desmemoria.

Los majaderos retoman el tema de que “Aaay yo no voto más”, “Aaay mientras no limpien el REP”, “Aaay yo estoy cansado me voy de viaje” y los otros (evito el adjetivo) regresan con “Salgamos a la autopista y quedémonos allí hasta que caiga el gobierno”, “Invoquemos el 350 con cojones”, “Los políticos son unos complacientes traidores” etc.

Y el gobierno feliz, alargando vacaciones, apostando una vez más a nuestra estupidez, a nuestra abstención, y preparando su enorme aparato electoral para arrear cuanto voto le sea posible y arrancarnos cuanta Gobernación le quede papita.

¡Qué chévere!





Germán Cabrera T. Diciembre de 2012.

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